Los elevados precios del hospedaje en Catar, las restricciones al consumo de alcohol y las facilidades logísticas para viajar y moverse, han llevado a miles de hinchas a acudir al Mundial por el día, ya sea porque viven en países cercanos o porque optan por hospedarse en otras ciudades de la región como la liberal Dubai.
Día a día miles de hinchas provenientes de todo el mundo llegan a Doha para presenciar el Mundial de fútbol de este año. La mayoría llega con grandes maletas y su primera misión es encontrar la forma de llegar al sitio que los hospedará durante los próximos días o semanas.
Otros, sin embargo, llegan con lo puesto, tal vez una pequeña mochila con el pasaporte, algo de efectivo, un abrigo por si refresca en el estadio y lo más importante: entradas para el partido del día.
"Cuando miramos los precios de hospedaje en Catar durante el Mundial tuvimos que buscar alternativas, y Dubai fue la mejor opción por distancia, por la facilidad de llegar acá y por lo que nos ofrecía como ciudad", explica a Efe Ruth Cabral, que llegó desde Uruguay junto a su esposo y sus tres hijos.
Los Cabral aterrizaron en Qatar en uno de los más de 30 vuelos diarios que opera la aerolínea emiratí de bajo costo FlyDubai. Se demora 50 minutos, el proceso es ágil ya que no llevan equipaje y en el Aeropuerto Internacional de Doha fueron recibidos con café local, dátiles, un chip con internet y transporte rápido y gratuito al centro de la ciudad o los estadios.
Si bien cada vez que van y vienen desde Dubai les cuesta 300 dólares por persona, Ruth destaca que aún así les resultó más barato que hospedarse en Doha, donde los alojamientos disponibles eran demasiado caros o incómodos para una familia con tres niños.
La otra cara de esta elección, destaca ella y varios de los pasajeros del vuelo en el que llegaron, es perderse la cotidianidad mundialista de las calles cataríes y, sobre todo, los vuelos de regreso a altas horas de la madrugada, a los que llegan completamente exhaustos.
Otros, como el inglés John Kirton y sus dos hijos, optan por hacer el trayecto desde Dubai por tierra, a través de Arabia Saudí.
Según explica a EFE, cada vez que juega Inglaterra, conducen hasta la frontera entre Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, donde pillan un taxi hasta el cruce hacia Catar. De allí, un bus gratuito los deposita en una estación de metro de Doha conectada con todos los estadios. Todo el proceso se les cuesta unos 600 dólares y les toma una seis horas, aunque en más de una ocasión se demoraron en el ingreso a la capital catarí y llegaron tarde al partido.
La motivación de los Kirton, como de buena parte de quienes vienen a Doha por el día, no es solo el precio del hospedaje y la poca disponibilidad, sino también las restricciones al consumo de alcohol y lo que consideran una oferta de entretenimiento limitada.
Más allá de los hinchas que eligen hospedarse fuera de Catar, el grupo más numeroso de personas que cruza casi a diario las fronteras son residentes de países cercanos, sobre todo desde la vecina Arabia Saudí.
Uno de ellos es Rakán al Haqbani, que se trasladó de su Riad natal a la ciudad de Al Hofuf, ubicada a menos de dos horas de la frontera y donde se hospeda durante el Mundial junto a un grupo de amigos con los que viene a Doha a ver los juegos. Detrás de él llega Maher al Saidalani, también saudí y que cada noche, después del partido del día, conduce de regreso a Riad para dormir en su propia cama.
No son, sin embargo, solo locales los que llegan desde países vecinos a alentar a sus selecciones durante el Mundial. Muchos de los que aterrizan cada día en Doha son trabajadores extranjeros radicados temporalmente en países del Golfo Pérsico y que aprovechan la cercanía y la facilidad logística para trasladarse los fines de semana.
"Esta opción de poder venir a un juego por el día es excelente. Nos da flexibilidad a los que trabajamos en esta región y es muy cómodo para venir por la mañana, ver el partido y regresar en la noche", explica a Efe el español Ricardo Ramirez, radicado desde hace algunos años en Kuwait, donde trabaja en la industria del petróleo.
"Vengo a todos los partidos que puedo, es una experiencia excelente, bien organizada, segura y con muy buen servicio, y si bien podría dormir aquí, para mí es mucho mejor de esta manera", cierra.